1
Río ~febril fevererio fervideiro hervidero 2020~
El cartel vuelve a decir Río de Janeiro.
El cartel nunca dejó de decirlo, pero yo lo leo intermitentemente,
la primera vez fue hace más de 30 años…El cartel era tan irreal y alegre como la existencia de la ciudad que nombraba, una ciudad que contenía promesas que no tenían nombre, promesas de lo irreal, lo que el cartel mencionaba era la palpable posibilidad de irrealizarse en ella. A través de ella.
Irrealizarse. Poner a la realidad en su lugar. Y a vos en algo mayor. Y verdadero.
Así de concreta era la fantasía, la meca “maluca beleza”. Todavía no conocía a Raúl Seixas, no sabía nada de la malandragem, de la perdición magnética del samba, de cómo esas rutas iban a delinear el mapa de mis venas. Mi riografía, oceánica, enmohecido trópico róckico pópico troppotudo.
La selva me penetró directamente a través de la ventanilla del ómnibus de la empresa PLUMA, que tenía asientos fucsias, color prácticamente prohibido en Argentina. ¡Qué feliz felicidad cuando vi que las camisas de los conductores también eran fucsias!
Antes de ver el cartel tan de cerca, y tener tan cerca de la ciudad, su nombre me había hechizado en la Rodoviaria de Uruguaiana, ciudad de la frontera que acaba de atravesar, un verdadero “choque de dos mundos” en ese momento. La había atravesado en un colectivo de línea, después de bajar del tren que salía de la estación de Federico Lacroze , en la capital de Buenos Aires. No estaría de más, alumbrar que yo venía de Castelar, el lejano o cercano oeste de la provincia de Buenos Aires. Mucho más lejano, en aquello tiempos. Para bien y para no tan bien. Otras fronteras.
Cuando crucé a Brasil y leí la lista de destinos, apareció inesperadamente el de Río de Janeiro; quedé atrapada.
Yo iba a otro lado, pero no resistí el nombre, la promesa, la meca de lxs locxs, la promesa en el brillo intraducible que se colaba en los ojos de quienes la habían vi-visto, porque verla era vivirla, beberla, vomitarla también. en esa ciudad y en ese país que era antes de esta era, los vidrios de cierta seriedad se rompían, no sólo de la dictadura o pos dictadura, sino también de la militancia, seriedad que aún teniendo 18 años, cuando todo es estallido y dudas, convive con rajantes certezas que el deseo impone, a ciegas, con coraje y guiado por su propio hambre. En fin, no lo resistí, compré el boleto, los boletos (éramos dois), en Uruguaiana, los compré sin pensar, como hice muchas veces después, en un arrebato brillante, poco calculista, voraz y ordenador de mis múltiples destinos, con la muy poca plata de la que disponía. Éramos ricxs de una libertad arañada, rota, conquistada, a medias, o tres cuartos, march, pero vade retro. Vade retro march. Esperamos horas, o un día entero, qué importa, la vida era un constante ya. Y sonantemente viviente.
Mil quinientos quilómetros después volvía a ver de cerca este cartel, algo que, para quienes amamos las rutas, no sólo como escape, sino como abandono y encuentro, bofetada al agobio y triunfo, un cartel clavado en medio de ella es una aparición santa que indica un destino rico y loco, poblado de posibilidades, un cartel de esos es un imán, una serpiente eléctrica, una promesa. Su confirmación.
Muchas veces lo mejor ha sido ello: el cartel confirma algo que después puede diluirse, se deforma, se reafirma, se pierde y se persigue…, todo al mismo tiempo; se palpita, se ve, no se ve, huye o lo rajan, esa promesa de libertad, otredad, nosotredad, es erradicada a patadas por los inmóvil-diarios…por los mismisistas , globalizantes, unidireccionales comportamientos que el mercado distribuye, como cemento alisador. Pero ella se escabulle dejando algunas pistas, táctiles y sobre todo aéreas. Está en el aire, sobrevuela en el chillido de esos colores, en la risa de los dientes perfectos e incompletos de la población, en el rojo rajante de la minifalda que atraviesa la mañana sin cualquier escándalo o reprobación, o el minishort natural de las meninas y de las travestis, transinclasificables que traspapelaban todos los “papeles”, roles, géneros y telas, dicho sea de paso, y poblaban las calles con una libertad envidiable por portar un deseo sin etiquetar, tampoco tenían tantas etiquetas las tribus, los pasos. Una latencia sexual derramándose orgullosa, indomable, expelida por toda la ciudad. Detesto la adjetivación adn, prefiero caminos, memorias de la sangre, en un “ quilombo” proposital y accidentado (refugio de esclavxs libres, blancos que nos soportaban la esclavitud, comunismo africano, indígena, ciudades de palha y sangre) reorganizando la energía vital, erótica, espiritual y política de un modo impropiamente occidental, conscientemente africano, inmediatamente indígena, o blanco solamente se fuese el blanco mais preto do Brasil…, inevitablemente comunitario, confrontativo, favelado, directo, bailable, alcohólico, sagrado, donde la seriedad apostólica será profanada y a la vez Nossa Senhora será venerada. Nossa Senhora da Aparecida, Padroeira do Brasil, es ..negra.
No voy a derivarme en las antropofagias múltiples, garantes de la continuidad de la existencia, o como se dice hoy día, apropiaciones, en este caso, que realiza la cultura popular para resignificar las creencias que no le son propias y comerlas, devolverlas trans-formadas. Digo, no me voy a extender, pero así es. Aleluya. Axé. Nunca me decido quién es el~la~lo ganadorrra.
Si es que lx hubiese, ganadores, digo. Comienzo a admitir que se me escapan las respuestas, o que me duran un rato, que no las tengo, que el pluri-universo es muy mayor, un tetrabuelismo gigante, que me supera y me excederá. Sigo rompiendo vidrios…
Y aún así, entiendo perfectamente bien quién ha ganado para hacernos perder a todxs. Pero no todo lo hemos perdido. Y aquí voy sí con alguna certeza: el sentido de la existencia, no puede darlo ni reemplazarlo el capitalismo, el materialismo, la inhumanidad . No ninguna respuesta. Ni si quiera mienten más. La aceptación o no aceptación de esto, será lo que nos salve. O nos hunda. NO dan una respuesta ni existencialmente, ni materialmente ni espiritualmente ni sus ovaciones, ofertas, carnavales de mentira, risas de mentira, salas de estar para no estar, ni sus míseras iglesias pentescostales, bautistas, empleadas del Rey de Portugal que hoy vive en EEUU. Casas de la cacería de almas, plantadas en los barrios cuya población no tiene sala de estar, cuya población está continuamente compelida a ser ocupada por las legiones de un Cristo mil veces reventado en la cruz, que además, cobra; un “Cristo” que envía maldiciones, maledicencias, de unas casas del diablo de la mercancía peor que las propias fábricas, pero empleados de ellas, de las extractivistas miserias mineras megamilitares. No le dan sentido alguno. Por eso, peleamos. Quienes sean que estén al comando de los comandos de la muerte, también han perdido el sentido.
Esas “iglesias” están allí, No hay en esos barrios, muchas veces, escuelas, salitas, hospitales, centros comunitarios. Ellas están. Y escuchan. Y proporcionan momentos de protagonismo a esos seres abandonados por Dios, la Patria y el Estado, por así decir, esos seres a quienes se les ataca propositalemente el lazo común de trabajos, fiestas, sindicatos, pertenencia, esos seres que no nacieron allí sino que seguramente han tenido que migrar y desintegrase de varios modos en un momento en el que cada vez se vuelve más difícil sentir integridad, identificación, contención común. Alli están esas Iglesias. Escuchando. Espiando los dolores. Para luego hablar. Y por su puesto, seguir rompiendo.
¿Pero qué es lo particular? La escucha. Y nuevamente, el reality show, el protagonismo, los focos colocados en cada desgracia..personal, nunca ligada a un todo político, de clase, herencia histórica, no , ese momento de hablar, expresar eldolor, etc, se vuelve un momento particular, que es escuchado con atención, por toda la comunidad en la que cada unx tendrá la oportunidad de hacer lo mismo y a quienes se le será otrogada no sólo esa atención ( que el Estado no atiende, y lo escribo pensando en les progresistas que se preguntan por cómo y por dónde suceden estos absurdos) cuando sería sino una solución personal, que no conflictúa los valores del mundo del capital, donde no hay que hacer esfuerzos políticos de reunificaicón social, lucha que pareciera no tener fin. Estoy en la antípodas de justificar este saqueo mental, emocional y material que realizan los pastores empresarios y altamente psicópatas, terroristas de almas, mandados sí por una política de los más grandes capitales del mundo sobre las poblaciones de América a quienes pretenden dominar. Pero se meten con eso, en eso. Ante el abandono social absoluto, ello$$ están. Y con ellos ese Cristo que inventan, porque al otro, antiimperial e idealista, lo vuelven a matar.
¿Pero qué es lo que saben estos y aquellos?
La histórica capacidad de este pueblo de asociarse. De inventar salidas en comunidad. De crear colectivamente. De ahí, por ejemplo en los siglos pasados las asociaciones de alforrías, para liberar personas esclavizadas, ESA HERENCIA que se derrama, los centros comunitarios, escuelas de alfabetización gramatical y cultural promovidas por blocos afros, por quilombolas, la persistente resistencia indígena, los blocos carnavalescos, las escolas de samba, las cooperativas agrícolas, etc.
Saben de la gran fuerza energética y espiritual de este pueblo. Y luchan por romperla.
3
Pasos de tinta, siempre me llevan a las derivaciones. Soy barroca por contagio, porque soy gitana, porque soy negra, porque soy árabe, porque soy naranja, porque soy mujer, porque soy geminiana, porque soy poeta, porque no soy nada de ello definitivamente , el sentido es tan efímero como un paso de baile, pero el paso de baile recrea una y otra vez el sentido.
¿Por qué todo esto me es tan importante? Por qué la dimensión espiritual, y su ataque persistente, desde un lado que se dice espiritual, me interesan en el vivo interés de abrir camino sobre ésto. Porque si hay algunas cosas a las que estoy agradecida de haber sido deliciosamente devorada por este pueblo, de haber comido de su dadivosidad mágica, generosa es de su entendimiento espiritual también. Las prácticas religiosas, en el más bello sentido de reunificación de la divinidad que hay en cada unx de nosotrxs , en la sacralidad de la existencia opuestamente practicada como estacas, como firme march, como arrodillamiento, sumisión que no objeta, masificación del sentido del éxtasis sagrado, opuesta al sentido de que el éxtasis es algo diabólico, o en el mejor de los casos santo, y lo santo es sacrificial, doloroso, sangrante, y tantas veces, incinerable, este pueblo ha tenido y tiene la generosidad de enseñarme a mí y a quien lo desee una práctica circular de la sacralidad, de la divinidad, un práctica que incluye la alegría, que incluye la sexualidad, que incluye la danza, la belleza, el canto, la comunión verdadera, que incluye los árboles, los pájaros, el viento, el fuego, el agua, el enchastre, el subsuelo, que incluye la sanación de las represiones, de los miedos, de los “pécados” de la culpa, me detengo dándole a esto la mayor de las importancias, lo que ha atacado Occidente una y otra vez de las naciones nativas de América, África, Asia Polinesia, es su religar, es su respeto por la vida en todas sus formas, devenires, su comprensión de unión de todas y cada una de las especies como única manera de vitalidad equilibrada, que garantice continuidad, y especialmente en el Candomblé y luego la Umbanda, como así también los Centros Espiritas, ( que atienden gratuitamente, que construyen casas de albergue y comedores para las infancias empobrecidas) donde lo médiums, todxs aquellxs que sienten el don, el llamado, pueden practicar la cura, la reorganización de la perfección que somos, con la que hemos nacido ( otro concepto opuesto al judeocrisitnao donde somos tdxs pecadores, imperfectos, siervos, indignxs!!) para nuestra completa sanación.
El ataque que están sufriendo todas las formas comunitarias de existencia y religiosidad, tiene que ver con el ataque que se perpetra contra la alegría, el sentido, la comunión, el desinterés, la singularidad, tanto de las personalidades como de la práctica sexual, de cura, de vida, de deseo, de comida, de producción. No hay juicio, en estas religiones porque cada quien es capaz de desarrollar su propio poder. Conocimiento de sí. Deseo de ser mejor. Y ser mejor, implica ser más solidario. Por pertencer a ese “todo” tan vapuleado. Ese poder que cada quien puede desarrollar no amenaza a nadie. Ese poder distribuye su riqueza como la hacen todxs. El arrebatarnos ese poder es la misión de los actuales missioneros milicianos, continuadores de la inquisición católica.
El concepto circular de la existencia es lo que está amenazado de muerte. Y el trasplante de la religiosidad profunda, natural del pueblo brasilero, en todas sus diferencias-divergencias-apropiaciones- transformaciones y libertades que se ha dado a sí mismo para sobrevivir estos embates, tiene este combate en este momento: creer que son ovejas. Cuando son verdaderos y verdaderas singulares humanas.
Y nosotres, pensadoras libertaries, sí? Nosotres, ultracríticxs! Nosotroas y nosotras y nois-otres, qué? Exentos? La práctica de cualquiera de estas experiencias, alegría, gozo, comunión comunismo, espontaneísmo, conocimiento ardiente, también está afectada por la disección cotidiana de una explicación para cada cosa. Tan modernes, pos pus plus, permitimos, poco a poco, nos permitimos reemplazar el baile por su explicación, la aventura por el desgraciómetro, el día a día por canales repetidores de la mismísima cultura que detestamos, enfurecidamente, pero que creo que nos tiene atrapadxs en LA MANERA de vivir y respirar, en no celebrar, en no reconocernos como hacedores de la vida, sino como eyectores de respuestas, en vez de sentir la música detectamos los acordes, con qué cable fue grabado, con qué tinta se escribió tal poema, como si cada vez que escribiéramos un poema explicásemos cuál es la marca de la computadora bic xpelotudo, el documental del vacío, el vacío documentado porque no pasa nada a menos que sea una catástrofe. ¡Ahí sí, hay vida!! Ahhhh!! Ojo al piojo. Es de plástico.
4
El cartel vuelve a de cir “ Rio de Janeiro”
Otro anuncia: “ jaca limpa
coco gelado
aceito cartâo”
algo ha cambiado
todo cambia?
no todo
María Das Dores Bananeiros
Vuelvo a penetrar en esta ciudad que se mueve
que mata pero no muere
que vive hipervidas desde hace tanto, mohosa , derruída, alegre, maliciosa, cruel, relajada y excitada,
vuelvo a penetrarla hoy que los nazis se ensañaron con Vinicius
todo vicio vira saña
sarna
el vicio de vivir, beber, lamer la existencia por dentro, será, no será, finalmente castigado, no será.
Río tiene en conserva, el picante
el extracto
y su mejor tesis antropo-ilógica siempre será el carnaval, en tamaño desvarío de crueldades y beldades
Nadie sabe hasta cuándo nada
por eso se vive tanto en tan poco tiempo
¡Y los carteles!!!
“Olha o que te espera aqui:
1 Torre
1 piscina
1 garagem “
El cartel se quedó con la sorpresa de ese “…mirá lo que te espera aquí: piscina torre, garaje..”. Sólo aparece un desierto oxidado. El edificio fue abandonado antes de nacer.
No me decido si es amenaza azarosa o certeza regada de pis.
El ómnibus no se ha detenido y puedo encontrar otro cartel que dice: En otro leo “Churrasco do Amor”
Está colocado encima de un camión cojo, agujereado, oxidado en colores y diseños hippies. El restaurante colectivo averiado funciona a todo trapo.
Más adelante vislumbro refinerías de la grosería sobre un río indefenso
Vuelvo a ser engullida por esta estimulante ciudad oxidada y viva como el mar
y la medusa que llevo dentro, colea
será por otros mares extinguidos
pero hay algo en este sol
en esta sal
en la violencia de tanta vida, que sopla tan fuerte, que hace que regresen las mariposas.
A mí.
¡ES tan bueno eso!
5
Febrero de 2020, mi estómago se reforesta de mariposas, porque últimamente fue colonizado por moscas. Fascistas.
Las moscas negras, de la peste del miedo, de una incertidumbre un temblequeo, un abismo a un metro sesenta y siete del piso.
No me salen crónicas o cartas en las que describa con detalle ésto o aquello. Cultivo una fe en que nombrar el mundo centímetro a centímetro en un formato descriptivo, lo vuelve menor, poco interesante, y además, falto de realidad cuando se pretende tan real el relato, “se da la lata..”
La realidad de los hechos relatados oculta la realidad del todo. Realidad realtada, realzada, real-izada. Mentiras con pompón. Subverdades. Nombrar el problema, contarlo o intentar relatarlo lo dilata. Nombrarlo y herirlo de vida, me interesa más.
Corbatas, tacón, especialistas de la desaparición. Los más realistas son magos, los magos del periodismo hacen desaparecer cualquier cosa, ¿viste?
¡Los haceres, si son a-seres, me aburren!
Soy Una eva-sora. Eva-Sor-a. No es que me evada. Me invado.
Ello$$ se evaden de la verdadera intensidad. Yo sólo muerdo las sogas. Y corro. Como tantas y tantos.
Penetro en esta ciudad y pienso en todos mis amigxs evasores, jaja, completamente presentes en sus vidas. Por todos lados somos, nos estamos siendo, somos, nos estamos, nos existimos, nos ocupamos de vivirnos, de no ausentarnos de nuestras existencias, de sus palpitaciones y verdades, poblamos la tierra con gente que se existe. Buscando una felicidad que de la única forma que se la entiende es si se extiende. A lxs demás. Planeando la salida general. Intentar hasta el final la vida que inventamos una y otra vez. Antes de entregar el tiempo a la era de la boludez más boluda, comilona y conformista del carajo.
Busco en Brasil a Brasil. Donde también estoy yo. Mi cédula física y espiritual, mi cédula de células. Bolsonaros sobran. Tristeza nao tem fim. Pero yo tampoco. Hasta el fin, seré corazón.
6
Recomienzo algo, algo recomienza. Entramos en la AVENIDA BRASIL. Ya en los suburbios de Río. ¡Y lo que se ve enseguida es a ELZA SOARES! Ella está preciosa, gigante, homenajeada majestuosamente en un mural que ocupa todo el exterior de un edificio en los nada capitalinos barrios de Irajá. De manera natural, popular, un homenaje bello e inmenso tal vez de agradecimiento esta mujer quien saliendo del “Planeta Fome”, cargando latas de agua en la cabeza, lavando ropa desde muy temprano, inventó y reinventó y sacudió el mundo con su voz única, carrasposa, sin haber estudiado jamás música ni canto, y hasta llegó a pensar que Luis Armstrong, que la conoció y admiró en cuanto ella no sabía quien era él, imitaba su forma de cantar. Una historia a parte para escribir sobre esta mujer negra, ex-favelada, nunca apartada de sus raíces ni de su feroz honestidad, que a sus noventa años sigue arriba de los tacos y de su garganta cantando fabulosamente y escupiéndole de paso en la cara del poder hiperracista machista del Brasil de los Bolsonaros. NO sólo por lo que canta, sino por su propia existencia, vital, talentosa, irreverente sin nigún tipo de manual más que su propia loca vida, de mujer, claro. El homenaje es triple!
El pueblo no es tonto.
Todxs nos levantamos a ver la entrada a Río. Puede que sea temible, pobre, pero no es humilde
no es igual a las otras ciudades
Hay algo en Río
como en Roma
algo colosal
bestial, único, que nos levanta de los asientos del ómnibus para verla desfilar por nuestras venas a medida que avanzamos a su boca de Cristo…Redentor.